Las relaciones familiares son
dinámicas, es decir, cualquier cambio en alguno de los miembros que la
componen o en el entorno puede requerir reajustes en el funcionamiento
habitual de la familia.
Cuando no se producen los cambios
necesarios y aparece malestar en la vivencia de uno o varios de los
miembros de la familia puede ser el momento de acudir a terapia
familiar.
Algunos momentos críticos en la
evolución familiar pueden ser el nacimiento de un hijo o hija, la
separación, nueva pareja del padre o la madre, distintos conflictos
familiares (entre hermanos/as, padres/madres e hijos/as, con la familia
extensa), la independencia de los hijos/as, la pérdida de algún miembro
de la familia, la jubilación o el cuidado de una persona dependiente.
El papel del psicólogo/a puede ser
acompañar y guiar en el proceso de cambio, enseñar nuevas estrategias o
ayudar a que la familia resuelva sus problemas.
Para que una intervención psicológica en
la familia sea eficaz, se requiere del trabajo conjunto entre el
terapeuta y las personas implicadas.
![](http://thumbs.dreamstime.com/z/dificultades-de-la-familia-7016208.jpg)